Altamirano Tatiana y Bustos Johanna
Había una vez tres simpáticos chanchitos, que
vivían en un bosque. Junto a su madre habitaban una casita hecha de ladrillos.
Allí los cuatro se sentían muy protegidos de los ataques del audaz lobo.
Un día, su madre tuvo que salir y les pidió que
estuvieran muy atentos a posibles ataques de dicho animal. Por ese motivo, los
tres chanchitos muy inteligentes pensaron, cada uno, un plan para asustarlo y
alejarlo para siempre del lugar.
El mayor de los hermanos puso en marcha su plan
que era asustar al lobo con un espantapájaros, al que colocó en la puerta de la
casa del feroz animal y se escondió tras unos arbustos para vigilar qué
sucedía. Al abrir la puerta el lobo se encontró con el muñeco, al mirarlo se
rió a carcajadas y volvió a entrar.
El chanchito regresó a su casa decepcionado.
El segundo hermano al ver el fracaso del mayor,
ingenió un nuevo plan. Pensó en asustar al lobo con una máscara monstruosa, la
cual puso en el rostro del espantapájaros. Pero, lamentablemente, cuando el
lobo vio la máscara, no se asustó, y volvió a entrar a su casa a las carcajadas.
El chanchito regresó a su casa muy desahuciado.
El menor de los hermanos que ya había observado
todo lo sucedido tuvo la magnífica idea
de darle vida al espantapájaros, colocándole sogas en las manos y los pies.
Este plan se llevaría a cabo durante la silenciosa
noche.
Durante la cena y ya con la presencia de su
madre, el pequeño habló de su plan con los demás, y todos quisieron ayudarlo.
Fue así que fueron a la casa del lobo, quien ya
estaba apunto de acostarse. Lo primero que hicieron fue colocar al espantapájaros
debajo de un árbol, justo al frente de la casa. El mayor de los hermanos
producía el movimiento de los pies del muñeco y, el del medio con el menor,el
de las manos; mientras su madre muy ingeniosamente producía sonidos similares a
los de un monstruo.
Al ver y oír lo que sucedía, el lobo muy asustado
creyó que el monstruo había tomado vida y, por ello, salió corriendo sin rumbo.
Desde ese día, los tres chanchitos y su mamá
jamás volvieron a saber de él. Gracias a eso lograron vivir felices, en su
casita de ladrillos y en paz.
Y COLORÍN, COLORADO... ESTE
CUENTO SE HA TERMINADO.
Y COLORÍN, COLORETE... ESTE CUENTO ES DE JUGUETE.
CUENTO REALIZADO EN EL MARCO DEL CURSO DE CAPACITACIÓN DEL CIIE DE
PILAR - DICTADO POR MARCELO BIANCHI BUSTOS
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